jueves, 6 de febrero de 2014

Siempre.

Conozco a gente que lo está pasando muy mal, y que está viviendo una situación muy complicada, y ninguno de nosotros sabremos jamás lo que es pasar por eso. Cuando te toca tan de cerca, lo único que tratas de hacer es comprender a la otra persona y ayudar en todo lo posible. Pero cuando sientes que tu ayuda no sirve de nada, o no como a ti te gustaría, te sientes impotente. Esa impotencia te lleva a plantearte muchas cosas, como que no estás en el sitio adecuado o que molestas más que ayudas.

Y entonces llega ese día en el que todas tus sospechas se confirman, no estás en el lugar correcto, y no eres la persona correcta. Cada persona tiene su lugar en el mundo, y mi lugar no este. Yo soy exactamente lo que nadie está buscando. Y tengo muy claro que si molesto en un lugar, no voy a permanecer en él más tiempo. Ninguna persona debe vivir con la sensación de que estar en un sitio, causa molestias a otras personas. Si molesto, me voy. Y cuando digo que me voy, me voy de verdad.

He hecho muchas cosas mal, he cometido muchos errores, pero he sabido reconocerlos, he sabido pedir perdón, he sabido aprender de ellos. Todo lo que he hecho en esta vida, siempre ha sido con la mejor intención del mundo, nunca con el objetivo de hacer daño, de molestar, de incordiar. Siempre he ayudado a las personas cuando lo han necesitado, y no he dudado en dejar de hacer algo, lo que sea, si la otra persona necesita un hombro donde llorar, o que le dedique 5 minutos de mi tiempo para escuchar lo que le pasa. ¿De eso se trata la amistad no? 

Pero cuando tú ofreces esa ayuda, cuando haces todo lo posible por esa persona, incluso dejas de hacer tus propias cosas, por hacer las de los demás, lo único que necesitas escuchar es un “Gracias por todo lo que haces por mí”. No se necesita nada más. Ni tan siquiera que la otra persona haga lo mismo por ti. Tan solo es necesaria una muestra de agradecimiento. Y en el lugar de ese agradecimiento, ¿qué recibes?. Desprecios, malas caras, palabras inadecuadas... No todo el mundo sabe valorar de igual forma lo que se está haciendo por él. 

Tarde o temprano se darán cuenta, estoy más que seguro, y ese día valorarán ciertas cosas que han perdido. Y con los años, se darán cuenta de que siempre he estado ahí cuando me han necesitado. Siempre. 



martes, 10 de julio de 2012

Corazón de peón.

La vida es como un tablero de ajedrez, en el que las personas somos simples piezas movidas por diferentes fuerzas. Los peones son movidos por los impulsos, por la esperanza, solo miran al frente, avanzan sin dudarlo, sin pensárselo dos veces, nunca retroceden, y al mismo tiempo son los primeros en caer, los primeros en llevarse las grandes decepciones, los primeros en darse cuenta de la realidad. Los caballos son movidos por la envidia, para conseguir algo son capaces de saltar por encima de quien sea, y de llevarse por delante a cualquiera que se interponga en su camino, y si realizan un movimiento equivocado pueden retroceder para solucionarlo, pasando por encima de quien sea de nuevo. Las torres son las fichas con más dudas, se desplazan hacia delante o hacia atrás, dependiendo del momento, pueden ser muy decididas y avanzar sin dudarlo dos veces movidas por la confianza, o tomarse su tiempo y retroceder si es necesario, movidas por la calma. Los alfiles nunca miran al frente, son movidos por las dudas, se dejan llevar pero nunca van directamente a por su objetivo, necesitan realizar varias maniobras para llegar a él. La Dama o la Reina, es la que domina el tablero, la que maneja la situación, se mueve en todas direcciones, nunca sabes por donde te puede salir, se traslada en un momento de lo negro a lo blanco, de lo más alto a lo más bajo, y viceversa, es la figura que representa la bipolaridad, y avanza o retrocede cuando y como ella quiere, es movida por la inteligencia, por el pensar antes de actuar, por saber cuando es el momento de atacar e ir a por todas, y por saber cuando debe dar un paso atrás y esperar su momento. El Rey es la pieza más importante, pero a la vez la más vulnerable, siempre espera a que actúen las demás, se limita a defenderse, a realizar pequeños movimientos pero casi nunca para atacar, es movido por el miedo. Elige bien la pieza que quieres ser y la fuerza por la que te gustaría ser movido,y lucha para conseguir tu objetivo.


lunes, 11 de junio de 2012

La mentira debe terminar.


Las personas nos dejamos llevar muy fácilmente por nuestros sentimientos, lo apostamos todo por un nada, nos jugamos nuestra vida a una sola carta. Cuando quieres a alguien ciegamente, no piensas en las consecuencias que puede tener el que se acabe, y cuando se acaba, no consigues superarlo. Es imposible olvidar a una persona que has querido tanto, pero tienes que hacerlo. Si de verdad quieres a alguien no se hacen o dicen ciertas cosas. Está claro que todo el mundo comete errores, pero cuando los errores se repiten una y otra vez dejan de ser errores, son muestras de como tú eres realmente, y entonces abres los ojos y te das cuenta de que la persona con la que has compartido tanto tiempo no es quien realmente tú te pensabas que era, de que has vivido en una mentira y de que esa mentira debe llegar a su fin.


lunes, 28 de mayo de 2012

Inestabilidad emocional.


La estabilidad emocional es uno de los cinco grandes factores de personalidad. Las personas inestables se caracterizan por pasar de un estado de euforia a un período de tristeza, por un débil control emocional y por una baja autoestima. Yo soy de las personas más inestables que podéis conocer, paso de la felicidad por una simple mirada, a la tristeza por un único gesto. Paso de estar en lo más alto a lo más bajo en milésimas de segundo, me afectan demasiado las cosas. Las personas optimistas ven el vaso medio lleno, al mismo tiempo que las personas pesimistas lo ven medio vacío. El equilibrio emocional se podría alcanzar cuando esa persona sea capaz de ver por si misma que el vaso simplemente está por la mitad. Se debe evitar el pesimismo, ya que impide conseguir tus objetivos, pero también el excesivo optimismo, ya que el muy optimista, el más grande soñador, se lleva las mayores decepciones. La inestabilidad hace sufrir mucho al que la padece, pero también a los que se cruzan en su camino. Quizás la mejor solución sea la soledad.





miércoles, 23 de mayo de 2012

Vayamos al fin del mundo.


¿Cuántas veces habremos deseado desaparecer? ¿Cuántas veces habremos dejado de hacer algo por miedo? Algo que en cualquier otra parte del mundo habríamos hecho sin dudarlo, sin pensarlo, de cabeza a la piscina y con los ojos vendados. Pero la realidad es muy diferente, no existen solo dos personas, no existe lo perfecto, no existe una vida sin dudas, una vida sin problemas. Lo que existe es la esperanza, las ganas de luchar por algo, ya sea aquí o en el fin del mundo, pero nunca pierdas las ganas de luchar.


martes, 8 de mayo de 2012

La piedra siempre gana.

Hoy tengo uno de esos días en los que no apetece hacer nada, en los que me da igual lo que me digan, lo que me cuenten o lo que me pase. Ya puede diluviar hasta que me llegue el agua al cuello o que tenga lugar el fin del mundo, que todo es indiferente para mí. No me importa lo más mínimo nada, soy una piedra, una de esas piedras que ni siente ni padece, del material más duro existente, impenetrable ni un solo centímetro. Me gustaría permanecer en este estado durante un tiempo, todo sería mucho más fácil.



miércoles, 2 de mayo de 2012

Miénteme.

Y aparecen de nuevo las dudas. Odio la mentira, odio que me mientan, pero aún sabiendo que me mienten, lo acepto. Hace 4 o 5 meses, con solo una mentira me hubiera perdido, y no me hubiera importado en absoluto, ¿por qué ahora si? ¿qué ha cambiado? Una verdad a medias es la mayor de las mentiras, así que si no me vais a contar toda la verdad, mejor no me digáis nada, prefiero no saberlo. La verdad no duele más que la mentira, lo que duele es saberla, pero que nadie te diga nada. La mentira que más duele es la que se dice a la cara. Cuando se tiene la sangre fría de mentir mirando a los ojos, ya no se sabe de lo que puede ser capaz la otra persona, no consigues reconocerla, se pierde demasiada confianza. Ya no sabes lo que creerte y lo que no creerte. Vuelve el miedo.